viernes, 5 de abril de 2013

TASTE OF GOLD (Sabor a oro)

    Te despiertas por la mañana, y el tan solo hecho de estar consciente en este mundo hace que tus costillas se cierren hacia dentro como una cucaracha intoxicada. Te tomas unos segundos para respirar algo del sucio aire que te envuelve, para después expulsarlo como nube podrida. Es lo que pasa cuando los cadáveres respiran... Echas mano al reloj, y aunque te agitas, en el fondo te alegras de que sea tarde, así el lapso de tiempo entre abrir los ojos y "Adeu" es más breve. De camino a clase ya te encuentras a unos cuantos imbéciles, con suerte a algún que otro amigo. Estás en 3º de la ESO. Repitiendo, claro. Llegas a la clase que te toca, pones el móvil en silencio, te das un empujoncito a ti mismo, y cambias el chip a "Judío de Auschwitz". Te sientas, saludas a unos cuantos que al ser compañeros no catalogas ni en amigo ni en imbécil, y te sientas. Aguantas durante una hora al arquenazi/mentecorta que te haiga tocado explicarte como funciona el universo de su ombligo/que el mundo es un sitio injusto al fin y al cabo, recoges y sales de clase comentando cualquier tontería agarrándote a una distracción banal, para repitir este proceso unas seis o siete veces. Cinco, con suerte. Vuelves a casa y recuerdas que darte un empujoncito es una mentira un poco absurda algunas veces. Tratas de hacer tu existencia lo más apacible y agradable posible que una trinchera donde se refugian los bandos opuestos de una ya anciana guerra regulada por el tan-férreo-como-absurdo consejo de la decencia te permite unas cuantas horas. Disfrutas del pequeño placer del sabor de una comida que a pesar de oler más a compromiso con formas que a cariño te permite centrarte en algo bueno durante unos cuantos minutos. Mientras tanto enciendes la televisión y sintonizas esas series que alimentan tu ingenio y tu mordacidad durante un par horas, consiguiendo que tu cerebro pare de correr un rato y beba un trago de agua. Tus oídos te comentan en voz bajita que son muy repetitivas pero tu cerebro le contesta que un loop de felicidad como ese no te hace daño. Llega la hora de recargar las baterías y te permiten-ordenan sin decir nada entrar en tu camarote. Te tumbas en tu vaina de plástico intentando con todas tus fuerzas perder la consciencia para callar todas esas voces que gritan, lloran, insultan, hablan, aconsejan, arrepienten, ordenan, sinceran, recuerdan (...) al mismo tiempo. Te despiertas por la mañana, y el tan solo hecho de estar consciente en este mundo hace que tus costillas se cierren hacia dentro como una cucaracha intoxicada.


APRÓXIMADAMENTE 1.150 COSTILLAS HACIA DENTRO DESPUÉS

Suena la alarma del móvil.


   Everything else is just borrowed suena al volumen perfecto para despertarte sin hacer que te duelan los oídos. Son las 9:05. Tomas una gran bocanada de aire estirándote en el colchón con cuidado de no empujar a Layka ni rajarte nada con el muelle. Está a la altura del torso, Gordi también está hoy a la derecha de tus pantorrillas. Te tomas unos segundos para disfrutar de esa panacéica sensación de haber dormido bien. Te incorporas sin prisa y la perra mayor levanta la cabeza para confirmar que el día empieza. Gordi corretea cama arriba tan polvorilla como siempre para llegar a lamerte la cara un poquito antes de ir a esperarte al salón en su hueco del respaldo del sofá. Dejas la música correr mientras acaricias a Layka un rato. Hoy te apetece escuchar Eerything else, así que tras comprobar que queda un 27% de batería, configuras en "Repetir 1". Tras un rato de arrumacos le preguntas a Layka si os vais al salón introduciendo el móvil en un bolsillo de la bata colgante de la puerta del armario. La perra interpreta un "Ahora si eso yo ya..." descansando la cabeza de lado en consonancia con el cuerpo. Sales de las sábanas y tras enfundarte el móvil con la prenda vas a lavarte la cara. Al secarte observas el estado de la barba: toca recortar dentro de un rato. No hay nadie en casa, así que puedes tomar asiento en el ordenador. Te olvidaste el reloj, tras tantos meses conseguiste terminar de pagarlo y ahora disfrutas de su peso en la muñeca. Al volver a tu cuarto se te hace imposible no mimar un poquito más a la somnoliente perra, que esta vez decide seguirte de vuelta al salón enrrollarse junto a tu sillón (taburete desde hace unas semanas) en el reposabrazos del sofá, como siempre. Chequeas todo lo que te apetece, no hay ganas ni de buscar nada, ni escribir nada, ni jugar nada, tras pensarlo unos segundos más apagas y delegas poniendo el móvil a cargar y encendiendo la tele. ¿Te apetece dibujar? Estás contento pero no se te ocurre nada en especial en ese momento. Decides que te apetece pensar en tu vida un rato viendo la tele sentado junto a la perra. Zapping. Discovery Max. El último superviviente. Genial. Cada inspiración de aire sabe a vainilla con canela al pensar en el pasado mientras miras ese haz de luz concentrado que lleva entrando toda la vida por la ventana del balcón. Todavía sigues sin saber por que toda la pus tu ex dejó tras de sí desapareció repentinamente sobre Noviembre, pero tampoco te apetece tentar a la suerte, así que lo sigues dejando estar. Te preguntas cuando responderá ese técnico-montador profesional a tu petición de aprendizaje, sopesas que es posible que al final prefieras dedicarte a esto que al tatuaje, sopesas que es posible que la decline, pero ahora tienes tiempo para pensar más opciones, tiempo, ganas, libertad y valor para hacerlas todas. Piensas en esas cuatro palabras que acabas de discurrir, les pones un sello de "Tatuaje" y las guardas en el archivador dorado de la oficina de tu mente. También te preguntas si esta ausencia de llamadas a las filas del trabajo puede significar un se acabo lo que se daba. Te repites con una sonrisa consciente las cuatro palabras.

   Pausas un momento, vas al baño y te enjuagas las heridas de las cuatro muelas que te han extraído con esa puñetera agua con sal.

  Camino de vuelta al sofá tienes ganas de que se caigan ya los puntos, aun quedan unas semanas para la revisión. Piensas en como será cuando lleves el aparato, y teorizas disfrutando del almibarado sabor que ahora tiene cualquier problema o adversidad al compararla con el pasado. Te haces un cumplido a ti mismo observando el hecho de que ni te molestan ni te pesan los problemas, cuando surgen por hacer tus propias elecciones en la vida; una ola de relax acude a tu cuerpo al darte cuenta de lo placentera y fácil que eso te podrá hacer la vida, siempre que lo mantengas unido a la capacidad de recursos y el estilo desenfadado. Layka apoya la cabeza en tu pierna izquierda y deja ir un suspiro de tranquilidad. La imitas estirando los brazos al pensar en que lo que cuentas para la llegada de tu habitación propia con una cama de tu tamaño y sin muelles salidos son solo semanas. Hasta el mero hecho de poder elegir el foco del techo y la lamparita de la mesilla te dibuja una sonrisa interior. No puedes terminar de creerte que con este cambio vayas a poder incluir esa bicicleta estática en tu cuarto. Te alegras de que el trabajo haya durado las semanas suficientes como para brindarte esa oportunidad. Experimentas una vez más esa curiosidad in extremis por como será tu vida después de trabajar esa asignatura pendiente que casi siempre ha sido el físico. Puede que sólo el tiempo lo diga, pero intentarás estar atento a los hechos para no arruinar esta primera extra-dulce etapa preparatoria de lo que, estás seguro, está siendo el principio de una vida que TÚ estás eligiendo por fin. Observando los ojos cerrados de Layka recuerdas ese GRAN PERO que vas a tener que derribar si quieres salir de este sitio y por fin dejar atrás a esta gente, pero te encomiendas fuerza a ti mismo al recordar que ahora tienes una oportunidad, y que no vas a dejar que NADA te frene hasta tocar el puto cielo con la puta palma de la puta mano. Arqueas las cejas una vez más al tomar conciencia de que todos estos hechos han venido por el simple movimiento de no matricular otro año más en el isntituto. Apoyas la cabeza sobre las manos entrecerradas. El viento trae la sinceridad del frio, el frio trae el confort de la realidad sin falta de calor, el calor trae la fortaleza de aquel que trabaja de sol a sol, el sol trae el sabor a oro.

"Layka levanta la cabecita, me apetece leer un rato."

lunes, 21 de enero de 2013

GO FOR IT, CAMARO (A por ello, Camaro)

No era exactamente una sensación de "Top of the world" o de "Soy el rey de la creación", con esto seguías teniendo los pies en la tierra, no dejabas de tener problemas y dificultades, simolemente tenías mucha más energía para afrontarlos. No indestructible pero si que me sentía menos agobiado, más fuerte, más en forms. Tenía mi vida encarrilada hacia donde yo quería, había salido POR FIN del instituto, y estaba en casa practicando dibujo, buscando curreles, viendo a los amigos, haciendo cosillas... Era tal y como yo quería estar, trabajando para llegar a mis propios objetivos, no los que me marcasen desde fuera; no sé exactamente por que pero esto a la gente ni le gustaba ni les parecía (ni les parece) algo parecido a una ocupación, para ellos llevo medio unos meses sabáticos viviendo a la bartola, pero you know what? Yo sé lo que hago, y ni ahora ni nunca voy a vivir por demostrar, no voy a seguir su ejemplo así que: Sigan persiguiendo sus zanahorias pequeños burritos, ¿quién sabe? Quizás algún dia se caiga el hilo del palito.

La cuestión es que todo iba mejor que nunca, me sentía... feliz al completo... por una vez en mi vida no vivía solo de las semillas que había plantado de pequeño, no sé que o por que había empezado esa sensación, me di cuenta un día sentado en el sofá descansando las lumbares (tengo que ahorrar para esa mesa de dibujo...), y pensando en el dibujo, sin motivo ni razón, aquello atravesó mi mente como una flecha, fué percatarse de algo que lleva un rato ahí, pero que no habías captado, como percibir el dulce canto de una sirena que lleva ya un rato de serenata. Nada me afectaba demasiado, ni la falta de dinero, ni los rencores de la gente, ni siquiera mi fantasma particular, aquella tarde en aquel sofá me di cuenta de que ¡por fin me había dejado en paz! ¡Podía pensarla sin sufrirla! Personalmente fué el momento de euforia que dió inicio a ese humilde sueño... El problema está en que si es un sueño... antes o después despiertas.

Todo seguía su curso hasta hoy. Hoy. Sin motivo ni razón, igual que se vino, hoy me he dado cuenta de que está aquí otra vez. Esta mañana antes de levantarme, envuelto en la cama, he notado como si de un invierno polar se tratase, su frío lentamente me allanaba de nuevo. Ha sido literalmente como si su fantasma me diese por la espalda un abrazo, suave y letal, como el de una planta carnívora. Entonces me he dado cuenta de que en realidad llevaba una semana ya conmigo, siguiéndome impasible, tocándome con la punta de los dedos cada tanto a voluntad, nublando mis días sin que yo siquiera me diese cuenta del origen... Aunque... A pesar de todo... Todavía no estoy vencido. Aun siento algo de calor en mis entrañas, todavía tengo algo de alimento para llevar a este héroe interior hasta el próximo punto de control. Como un Camaro con la reserva viendo las luminarias de una gasolinera en el horizonte de la noche, la presencia de su ausencia me vuelve a frenar, pero hay una última oportunidad más frente a mi en el camino.

viernes, 18 de enero de 2013

¿Tú que crees? (Bonitacorbata)

Este texto lo he escrito con la intención de intentar una serie interactiva, ¿interactiva con quién? Interactiva con vos, ¿interactiva por qué? Porque yo no le voy a escribir final. Dejaré final abierto siempre, escribiré hasta cierto punto, luego pondré un ¿Tú qué crees? Y ahí es cuando entrará en escena el que quiera entrar, enviándome lo que queráis (continuaciones, restricciones a las que ceñirme, requisitos que cumplir...), por donde queráis (e-mail, comentario de entrada, mensaje de tuenti, chat whatsapp...) por la razón que queráis (darle un giro a la historia, ponerlo interesante, ponerme a prueba y putearme...) la historia acabará o bien cuando dejen de llegarme peticiones, o bien cuando consigais hacer que sea incapaz de hacer la historia inviable. En realidad es un "Sigue tú", pero también es un "Stop me if you can", así que ala, come and get me.
SI EL PROYECTO RESULTA DIVERTIDO HARÉ MÁS.

PRÓLOGO

Bonitacorbata ya apenas recuerda aquellos tiempos en los que, de niño, bailaba y cantaba con el pequeño Michael y sus cuatro  hermanos cada vez que salían por la tele. Su favorita era "I want you back",  realizaba la coreografia en sincronia perfecta, siempre y cuando papá no estuviese delante... pero ahora el único que le quería de vuelta era su jefe, en la oficina, y no precisamente por amor... Almenos que nos permitamos la licencia de llamar "Amor al dinero" a la optimización de recursos y materiales que su empresa no tenía problema en recrudecer a cuanto más posible. Tanto era así, que el pobre Corbata llevaba inconscientemente unos cuantos meses viendo como apuraban su vitalidad y sus horarios como si fuesen los bordes de un folio, saliéndose de estos y escribiendo por toda la mesa en el caso de lo segundo. Se había acostumbrado a vagar como un zombie por el poco mundo que le permitían ver, a las ojeras, al dolor de espalda, al picor de ojos... A la pastilla cada mañana y a la pastilla cada medianoche, era eso o perder el trabajo, porque dada la situación de hoy en día, Corbata sabe que hay mas trajes dispuestos a ocupar su lugar y jefes dispuestos a renovar armario lo más rápido posible; casi le daba la sensación de estar en una carrera cronometrada entre el trabajo y la muerte. Aunque de todas formas, Corbata tampoco deja de ver a nadie por ello, puesto que lo más parecido a amigos que tiene son los compañeros zombie de la oficina, Grapadora y Tienesunclip. Papá y mamá solo se acordarían de él si perdiese el trabajo, y esa es una de las razones de la pastilla de por la mañana. Corbata no tenía un salario alto, pero dado que su vida se resumía a punto A, punto B, y puntos intermedios, apenas hacía más gasto que el de los servicios básicos y la comida que pedía al thailandes de la esquina. Su apartamento no era demasiado grande, pero dado que el uso que le daba al sitio era cama, armario, y cafetera, apenas llegaba a apreciar un atisbo de claustrofobia. Además, lo bueno de vivir al borde de la muerte por desgaste es que el neón del restaurante de la esquina no te molesta para dormir ni un poco. Corbata obviamente no sale con nadie, simplemente se limita a tomar fotos mentales de las variadas secretarias que surten la mesa de al lado del despacho del jefe a lo largo de las semanas. Suelen ser lo más hablado frente a la máquina de agua, con Grapadora y Tienesunclip. Tienesunclip aveces incluso habla una preocupante cantidad de tiempo del tema, Corbata ya le ha pasado el número de su psicólogo. En realidad, Corbata como ya he dicho se había acostumbrado sin darse cuenta a esa vida, lo malo es que no se había llegado a dar cuenta... hasta ahora. Esta tarde Corbata se encontraba acompañando a la fotocopiadora en otra tarde más de fatigoso tedio, cuando sin más aviso previo que el de los reportajes de actualidad de su tele llena de polvo, ha aparecido sobre su mesa un sobrecito con una carta adornado con un "Gracias por sus servicios" escrito a máquina. ¿Qué será ahora del pobre Corbata? Nadie lo sabe... ¿Tú que crees que le pasará?

martes, 9 de octubre de 2012

LA FLOR DEL BUSHIDO




-          Yet you don’t have to die here. (No tienes por que morir aquí.)
-          I should have died so many times before… (Debería haber muerto ya tantas veces.)
-          Now you live again. (Ahora estás vivo de nuevo.)
-          …Yes. (…Así es.)

   Hay momentos en los que tu propia mente te hace sentir estúpido. Escuchas risas resonando en cada rincón, llenándote de esa sensación tan corrosiva de ridiculez. Te hacen dudar de ti mismo, te hacen odiarte a ti mismo. Perfectamente comprendo esos momentos en los que las personas actúan de una forma que ni siquiera ellas mismas están convencidas de que son correctas. Perfectamente comprendo que no todo el mundo levante la voz entre tanto murmullo, puesto que entonces se hace el silencio mortal. Perfectamente comprendo que de miedo dar un paso al frente…; pero lo que no puedo aguantar es que repitáis esos comportamientos vomitivos por sistema, y que además intentéis que los demás lo hagan también por el mismo miedo. Lo que no puedo aguantar es que en lugar de hablar o callar, os suméis a los murmullos en contra de aquellos que no son como vosotros. Lo que no puedo aguantar es que en lugar de dar un paso adelante o quedaros donde estáis, deis un paso atrás empujando a cualquiera hacia adelante. No sólo os habéis convertido en ratas despreciables, sino que señaláis con el dedo tanto al que sigue a los demás como al que simplemente no sigue a nadie. Os habéis transformado en carcasas vacías, maniquís, marionetas, zombies que actúan sin pensar en ningún momento en lo que hacen. Tenéis miedo, pavor por ser los siguientes en la guillotina, terror por quedaros fuera de la muchedumbre, no vivís, no… no saboreáis las cosas y os engañáis a vosotros mismos diciéndoos “no tio pos como to el mundo”, o mi favorito el “hay cosas peores jajaja”, no tenéis ni conciencia ni voluntad, ni juicio ni honor. Os empezasteis a dormir y a bajar la guardia, y cuando os despertasteis dentro de toda esa puta mierda no tuvisteis cojones de salir. Yo jamás caeré en donde vosotros habéis caído, y si cayese desde luego no seguiría vuestra estela. Desde muy pequeño aprendí lo que era un ideal y lo que significaba. Desde muy pequeño comprendí que las emociones son la materia más valiosa del universo, y desde muy pequeño me abracé a ellas. El tiempo me dio las herramientas para moldearme mis ideales, la fuerza para nunca soltarlos y mantenerme siempre fiel a ellos, y por último el juicio objetivo para saber manejar las dos anteriores. No tenéis ninguno ni puta idea de lo que implican las palabras que pronunciáis día a día, no tenéis ni puta idea de lo que es amar a una persona, y no tenéis ni puta idea de lo que es ser de verdad fuerte.
  
   Hay algunas promesas a uno mismo que acarrean una maldición de tormento, como la de invertir una vida entera si es necesario en encontrar esa dulce y linda flor , rechazando y perdiendo cualquier interés en ninguna otra… Pero igual de cierto es que el momento en el que tocas con la punta de los dedos esa flor, vale todo el tiempo y el esfuerzo que hayas invertido en buscarla, sea cual sea. Y eso es algo que vosotros jamáis podréis experimentar, nunca sabréis lo que es una recompensa espiritual, nunca podréis perderos en los ojos de una persona tan profundamente, nunca podréis saber como es el momento en el que un beso es capaz de dejarte la mente en blanco por completo, dejando solo espacio al placer de beber después de pasar años recorriendo el desierto, porque nunca habéis llegado a SUFRIR realmente por algo. Nunca sabréis como es el mundo desde la cima de una montaña… Y me da igual cuanta… cultura de chichinabo os dediquéis a vender sobre gente que se cae y se vuelve a levantar, y sobre gente a la que le da la razón el tiempo; por mucho que os digáis a vosotros mismo y a los otros que vosotros sois distintos a los demás, en el fondo sabéis que no lo sois, porque al leer esto se puede sentir algo distinto a lo que habéis leído hasta ahora, habrá gente que diga “no eso es namas porque sabe hablar mucho mas que los demas!!”, pero vosotros sabéis que no son las palabras las que desprenden ese algo distinto, sino lo que hay detrás de ellas. No son tildes, sino ideas lo que hay entre estas líneas. Sabéis que estas letras desprenden un algo especial… y ese algo especial es la fragancia de la flor perfecta que una vez sostuve entre mis brazos… esa que llevo siempre enganchada en mi armadura, para recordarme por que sigo vistiéndola, para que el día en que vengáis a por mí, muera con el honor por el que lucho cada día de mi vida.

   Así que cuando retumbe la artillería enemiga, yo galoparé entre las balas de cañón mientras el suelo revienta. Así que cuando dude si reconocer algo a mi exterior o mantener las distancias, consultaré paciente y profundamente mi bushido interior. Así que cuando llegue el punto de no retorno, preferiré el frío abrazo de la muerte por mi propio acero, que el cálido mecer de vuestra mentira.

Podrán quebrar mis huesos, podrán quebrar mi felicidad, pero jamás podrán quebrar mi lealtad.

domingo, 8 de julio de 2012

THE WASTE (El desgaste/La ida al otro mundo)


La idea es no ceder, y espero no ceder nunca, pero a veces el desgaste que produce la sociedad...
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Una vez la quise, pero hace ya tantos años que prácticamente no lo recuerdo. Era un crío estúpido, y ahora ya soy un adolescente estúpido. El manto de nubes es tan espeso que apenas pasa luz, se proyecta un negro claro, una luz oscuro. Mis ojos la recorren desde allí en el barranco. Entre los tímidos matojos de secano y la arena rojiza, saboreo el último cypher que me queda, sentado serenamente sobre el capó del Ford Mustang azabache que me trajo. El viento me abraza pero sin apretarme, mece cariñosamente. El obstaculizamiento de las nubes obliga al coche a abrir los ojos y escupir dos haces de luz amarilla. Llevo toda la noche pensándomelo. Ella está allí, ajena a mi existencia, ajena a todo cuanto se haya a su alrededor, ignorando con la soberbia de aquel que se ve tan por encima del resto que ya ni siquiera ve el resto. Esa quemazón que tanto conozco sube del estómago hasta el pecho. La odio tanto. Doy la última calada intentando apagar el fuego en mis pulmones con verde. Inútil. Un par de segundos después oigo la puerta del conductor abrirse. Sabe que he tomado la decisión. Pisadas de traje hasta llegar a mi lado. Deja caer su impoluta presencia sobre el coche. Dos cuervos aletean hasta sus hombros, uno le trae un cigarrillo y el otro una cerilla que él enciende sin mas necesidad sin más necesidad que el deseo de hacerlo. Apaga la cerilla y se la entrega de nuevo al cuervo que se la trajo, el cual parte con ella en el pico mientras esta se regenera de su uso. Siempre usa la misma según parece. Sus excentricidades siempre me hicieron gracia. Expulsa el humo al mismo tiempo que yo tiro mi colilla. Otro cuervo se acerca esta vez a donde mi colilla ha caído, junto a un seto. La coge con el pico y tras dar un par de saltitos la deja caer algo más alejada del seto. Cuando se dispone a marcharse él clava su mirada en el ave. El cuervo se acerca de nuevo a la colilla y la cubre de arena con las alas. Me dispongo a hacer un chiste sobre la concienciación forestal pero reírme de él dada la causa me podía ser contraproducente al extremo. Me imagino que el tema de tener que minimizar su influencia en el entorno teniendo el poder que tiene, le debe de resultar… “molesto” y cuanto menos “delicado”, a la hora de hacer risas. La última vez que rompió las reglas le salió más caro de lo que jamás le hubiera cabido imaginar, aunque algo me dice que lo volvería a hacer tan solo por revivir este momento. Se despereza relajadamente, disfrutándolo. Deja el pitillo en los labios e introduce las manos en los bolsillos del pantalón de su traje. Con un breve acomodamiento descarado el silbato cae al suelo. Lo oigo caer pero no me doy prisa en recogerlo. Parece impacientarse pues me lo acerca con la punta del pie unos milímetros. Suspiro y lo recojo perezosamente. Lo sostengo entre los dedos curioso, está tallado en un áspero hueso impolutamente blanco. La cadenilla es de unos diminutos huesecillos sin tratar. Diría que son dedos de bebé.

-          Hm. – se me escapa.
-          ¿Digno de mí? – pregunta divertido.
-          Mmm… Sí. – respondo idem.
-          Satisfecho entonces. – sentencia desenfado.

Coloco el simplón instrumento entre mis labios. La observo un último instante a ella, la ciudad, como el asesino que mira a los ojos dejando el cañón descansar sobre la frente de su víctima, antes de apretar el gatillo. Lentamente me lleno los pulmones al igual que mi acompañante se llena de expectación. Cierro los ojos. “Good nite city”. Soplo con todas mis fuerzas. Un aullido mudo comienza. Noto como algo más que el aire de mi pecho abandona mi cuerpo por el silbato. Cuando ya he vaciado mi ser en el soplido, abro los ojos tras vacilar un par de segundos. La vuelvo a observar. “Ya está muerta.”. Dejo caer el silbato de mis labios y va a parar a mi mano izquierda. Él, con los ojos cerrados, disfruta el momento, repitiéndose para sí la música que acaba de escuchar. La reacción se hace de rogar unos segundos. Repentinamente, una batería de aullidos rompe el silencio. Silencio de nuevo. “Good… nite...”. Poco a poco el paisaje se puebla de oscuras siluetas. “…city”. Surcan los cielos y recorren el terreno rumbo a la ciudad. Enormes, diminutos, grotescamente obsesos, siniestramente desnutridos, alados, pertrechados de enormes filos oxidados, con garras, con pezuñas. Una horrible variedad solo posible entre esas filas marchaba rumbo al asfalto. Él sonríe viendo marchar a sus chicos, yo simplemente contemplo la escena sin desagrado. En cierto modo me siento al fin aliviado. De su chaqueta saca otro blunt ya encendido que entre la sorpresa y la pasividad coloco entre mis labios. Ambos lumbre en boca y dedos cruzados admirando.

-          Que completito… - observo.
-          Vaya, me alegro.

Sus palabras me producen un pequeño extrañamiento que ni me molesto en manifestar.

-          Lo digo porque funciona como el cielo, cada uno lo ve de una forma. – explica.
-          Entiendo… efecto opuesto al cielo ¿No?
-          Exacto.

Registro con la mirada. “…Hombre si van a por ti…pero no me resultan desagradables…”

-          Pequeña prueba de por que estás donde estás. – incide.

Nuestra trivialidad frente a algo tan épico se ve interrumpida por la llegada de un enorme corcel negro de ojos rojos brillantes. Tiendo el silbato a su dueño para que pueda marchar a pasear entre la destrucción. Él niega con la cabeza brevemente, lo coge de mi mano y me lo cuelga del cuello. Dos familiares palmadas en la espalda. La inquietud llama a mis puertas.

-          Solo eres mi camarada, no mi sucesor. – me tranquiliza.

Respiro aliviado.

-          Esto solo puedo hacerlo yo y venga ya, me encanta mi trabajo.

Me arranca una risilla.

-          Hombre al fin sonríes. Es su fin del mundo, no el nuestro. – expone.
-          Eso es verdad.
-          Caminaremos. – explica mientras le hace un gesto al corcel para que se retire. – Vamos, sé que tú tampoco quieres perdértelo mi monstruoso amigo.
-          Me gustaría poder verlo todo desde el principio. – admito.
-          Y desde dentro ¿Cierto? Sin problema.

La sinfonía de lamentos, risas psicóticas, gruñidos y etc. se detiene en seco al acabar sus palabras.

- Rabiaran hasta consumirse pero así será más interesante aún. Cuando tu decidas reanudamos.

Paseamos sin prisa charlando mientras nuestras voces se pierden carretera abajo.
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jueves, 7 de junio de 2012

SKIES' SPEECH (El discurso de los cielos)

     ¿Alguna vez te has parado bajo la lluvia? Bajo el agua cayendo armoniosamente sobre ti. Sintiendo cada gota salir de las nubes y acabar dejándose ir en tu piel, en tu pelo, en tu ropa. La lluvia es la explicación más sutil de la belleza del mecanismo de supervivencia del planeta. Me recuerda que sólo soy un alguien en un donde, en un cuando, por un porque. Puedo hacer con mi vida lo que quiera. Hay kilómetros y kilómetros de superficie. El planeta es algo tan espectacularmente gigante, antes o después puedo conseguir lo que me proponga… La hierba crece porque llueve, las nubes dan de comer al verde del planeta, y el verde del planeta nos da de una forma u otra de comer a todos. Desaparecen los miedos, los complejos, las angustias. Solo el sonido de la lluvia en una tarde de domingo. No lucha contra el tráfico, contra los gritos de la gente. Sólo se escucha el discurso de los cielos calmando los temores del que sepa entenderlo. Hay tantas cosas en este mundo, y sin embargo necesitamos tan pocas. Solo comida, bebida, a ese alguien, y cinco sentidos para disfrutar del regalo de la existencia. La lluvia del domingo borra de mi mente el asfalto, la soledad, la angustia, la frustración… limpia de mi toda la basura urbanita que me hace esclavo y me transporta junto con los chamanes sioux de Dakota, junto con los hippies de los años 60… Con todos aquellos que sabían interpretarla y que quedaron para siempre ligados a la idea de vida. El diseño de los más altos modistas, arquitectos o directores de cine jamás podrá hacer intento de competir con la belleza de Gaia. Ella nos cuida a todos nosotros de forma rutinaria. Ella lo es todo, el verde, los animales, el terreno, el aire, las nubes. Y es ley de vida que no vivimos para siempre, porque Gaia sabe que debe ser así. La muerte es algo natural, llegue antes o llegue después, nunca nadie ha muerto porque sí, nunca nadie ha caído al suelo seco sin ningún tipo de defecto, problema o percance, todo tiene una causa por aleatoria que sea. Todo tiene un motivo de ocurrir, y la lluvia nos lo explica, nos explica que el planeta no sobrevive por egoísmo, nos explica que no podemos ser nosotros quien mate al planeta, porque el planeta tiene el valor suficiente como para deber existir el máximo posible de tiempo. Es una obra de arte en la que cada milímetro de materia esta diseñado y colocado en el momento y en el lugar perfecto para que la vida sea posible de forma perenne. No sé si Dios existe, nadie lo sabe por mucho que elucubren, pero poniéndome en el caso de que el exista, y tratándolo lingüísticamente como hombre al igual que podría tratarlo de mujer, tratándolo como singular al igual que podría tratarlo de plural, sé que a él no le importa si pienso que existe o no. Él ha creado la mayor obra maestra jamás existente para que vivamos en ella, el mejor trabajo que ha existido, existe y existirá por siempre en todas las disciplinas conocidas por el ser humano. Él me ha regalado el arte total, y sé que el no quiere que pierda el tiempo preguntándome si él existe o no, porque el que crea arte es un artista, y lo que quiere es que yo disfrute de su obra, que experimente todo aquello que él me ha dado capacidad para experimentar, que viva la vida. Y así podría estarlo haciendo por siempre, quisiera que la lluvia durase hasta que no pudiese mantener la consciencia. Quisiera pasar todo el tiempo posible allí, en la azotea de aquel edificio saboreando como la energía de la vida se abre como el capullo de una rosa al unir nuestros labios, al acariciar su cuerpo, al abrazar sus caderas bajo la lluvia. No sé que pasará cuando muera, si la energía de mi Yo se liberará para adentrarse en otro cascarón hasta el día del armageddon, el día en el que acabará todo para volver a empezar una vez más por siempre; o si quizás vaya a un “cielo” desde donde observe la vida de los vivos cuando me apetezca. No sé que pasará, pero sé que el placer infinito no existe, que para que exista placer tiene que haber dolor, que para que haya alegría tiene que haber tristeza, que para que haya euforia tiene que haber rabia. Sé que para que exista algo bueno, tiene que haber algo malo, porque sino no podríamos percibir ninguno de los dos ni un poco, y así es como vivo yo mi vida, no sé donde iré, pero sé que quizás no tenga la capacidad de degustar aquello que tenga, sé que no será ni mejor ni peor que esta vida, porque esta vida es lo peor y lo mejor que puede haber, y ahora que lo sé, me paro bajo la lluvia para poder paladearlo. ¿Alguna vez te has parado bajo la lluvia?

lunes, 28 de mayo de 2012

AND I THROW IT TO THE PILE... (Y la echo al montón...)

It's been so long. No sé a quien se lo digo... pero bueno... Tengo pensando sacar una serie de textos de índole introspectiva, ahí va the first one. Bon appetite.
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http://www.youtube.com/watch?v=8Aaqe78_NxY
     Grisáceo… Difuminado… Espeso… Sucio… Da vueltas… Igual que algunos domingos por la mañana tardo unos segundos en percatarme de que existo en el mundo de nuevo. La confusión deja en espera la rabia serena por despertarme de nuevo. Estoy tumbado boca arriba en algún tipo de… ni siquiera puedo pensar. Veo todo borroso y dando vueltas. Siento el peso de un colocón mal encajado. El mareo me hace mover la cabeza a los lados lentamente, las sombras danzan, me duelen los ojos, dejo mi mirada caer abatida a la derecha. Aguardo unos segundos entre parpadeos intensos. Finalmente consigo preguntarme que pasa. Unas polvorientas barras de acero se dejan entrever tras un resquebrajado hormigón en una columna gris. Todo el espacio en el que me encuentro sigue la misma temática. Alzo la cabeza sobre mi pecho para ver a lo largo. Es un sitio amplio. Hay varios huecos cuadrados en las paredes, pero ningún cristal que hable de ventanas. Dejo mi cabeza caer lentamente sobre el hormigón polvoriento. Siento en mi cuerpo y en mi cerebro el deterioro puro y duro. Cierro los ojos. Me tomo unos segundos para indagar el como y el porque de la situación. Intento rehacer mis pasos desde la noche anterior, o hasta al menos unos minutos antes… Error 404, página no encontrada. Solo recuerdo flashes de agonía vomitando en un baño de alguna parte. Respiro e intento recomponerme auqneu sea mínimamente. Me da igual el motivo de mi estancia allí, aunque estuviese vistiendo un traje de chaleco y corbata de aspecto realmente caro, era evidente que las cosas (las que quiera que fuesen) me habían ido mal, así que decido abandonar lo que parece ese edificio abandonado. Me incorporo lenta y azarosamente. Mi espalda grita. Debo haber estado allí durante bastante tiempo. Sufro un leve vahído. Me tomo unos segundos antes de tratar de ponerme en pie. Sé que no va a ser divertido. Me sustento sobre las rodillas y las manos, siento la debilidad en mis extremidades, pero tras un resoplido trato de ponerme en pie. Un nuevo desfallecimiento de mis sentidos trata de tirarme a plomo de vuelta al suelo, consigo tambalearme con la inercia hasta una columna donde dejar caer mi peso. Las piernas tardan un poco en responderme, cuando finalmente siento el riego sanguíneo volver, cargo el peso en ellas poco a poco. Empiezo a sentir náuseas, más intensas que las habituales, no se deben al problema de hígado. Deduzco que son las réplicas de ese poco que recuerdo. Me siento sin energías. Noto un frío abrasador por todo el cuerpo. Aparece el hormigueo que desde pequeño conozco tan bien y me apresuro a apoyarme en un rincón para no caer de nuevo. Mi estómago se vacía de la forma violenta que lo caracteriza. La bilis quema mi garganta y ocupa mi olfato por completo. Tomo unos segundos antes de intentar nada para estabilizarme. Escupo varias veces, veo que llevo un pañuelo morado decorativo en la solapa, lo cojo, me limpio la boca y la nariz, lo dejo en el charco. Una vez estoy seguro de que no queda nada más por expulsar, me pongo en marcha lentamente. Me llevo las manos al vientre. No mejora en nada mi estado físico, pero acostumbro a hacerlo desde que empecé a conocer mis inclemencias digestivas de pequeño, me hace sentir algo mejor. Me dirijo torpemente a la salida de aquel lugar, me encontraba en el piso más alto de aquel lúgubre monumento al olvido y aquel pedazo de hormigón me parecía más extenso de lo que ya de por sí era.
     No he recorrido ni la mitad de la estancia cuando siento el estómago hacer uno de esos perfectos nudos decoupeage* que solo él sabe hacer, me encojo y acabo apoyándome sobre una mano, clavando las rodillas en el suelo. Un sordo pitido se coordinada con un nublamiento de mi vista, esos achaques ya escapaban a los habituales. El pitido tarda poco tiempo en disiparse, pero la ceguera persiste. Vuelvo a erguirme cautelosamente, sin quitar los ojos del suelo para conservar el equilibrio. Mientras trato de recuperar la poca compostura que tenía, comienzo a oír unos susurros a mi alrededor… Unos susurros acercándose… acercándose muy rápido. Alzo la cabeza inquieto. Calma y silencio reinan ahora. Me reprocho la versemblanza con la que he percibido esa alucinación y trato de reanudar mi camino, pero en cuanto doy un paso vuelven los ecos, esta vez retumban con fuerza a mi espalda. Suenan como varias voces distorsionadas profiriendo alaridos, rezos, amenazas, súplicas… es la banda sonora del sótano del ser humano. Los susurros comienzan a envolverme acompañados de un aire frío y me alteran hasta el punto de requerir unos segundos de preparación antes de buscar respuestas tras de mí. Vacío los pulmones, siento los latidos de mi corazón en el pecho, vuelvo a ver de forma nítida, mis dolencias desaparecen disimuladamente, reúno todo el ridículo coraje cazafantasmas que puedo, respiro hondo y me vuelvo lanzando un puñetazo a ciegas, al aire. Y efectivamente. Lanzo un puñetazo al aire. Calma y silencio de nuevo. Siento un escalofrío por todo el cuerpo, mi imaginación no suele urdir ataques tan consistentes contra su anfitrión. Antes de que pueda comprender o buscar explicación a nada, algo puntea mi hombro un par de veces. Siento como mi cuerpo se congela y se incinera al mismo tiempo, un golpe de rigidez me clava como una estaca al suelo. Oscura y lúgubre, una pequeña chica de mi edad ataviada con un look emo-gótico se revela ante mí. Pelo largo negro extra-alisado que oculta parcialmente la sombra de ojos desparramada formando unas raíces oscuras en un rostro que parece reprime emociones. Camiseta de manga corta unida a unas mangas de guante por finas cadenas, falda oscura raída de estilo rococó sobre medias largas y unas grandes botas militares con punteras y suela de borde metálicos por el exterior imitando el diseño canvas de chuck taylor. Toda la indumentaria aderezada por una mixtura de jirones y desgastes la hacían digna de figurar como ilustración en cualquier diccionario. Me agarra por la muñeca antes de que pueda siquiera procesar su aparición y me lleva tras ella. Al ser del sexo opuesto y más baja que yo, trato de soltarme con un simple tirón, pero apenas consigo agitarla un poco. Forcejeo de forma sorprendentemente inútil mientras me arrastra con pasividad. Sopesada la absurda fuerza de mi captora, opto por agarrarme a la columna más cercana, pero ella sigue caminando indiferente a mis actos, o no le importa partirme en dos pedazos o sabe que me soltaré, así que sigue caminando inexorable hasta obligarme a soltar el hormigón. Como último recurso trato de usar la violencia. Ella se detiene automáticamente y agarra mi puño con precisión matemática. Exprime mi puño hasta hacerme clavar la rodilla. Se acerca a un palmo de mí y en sus ojos ahora apenados puedo leer un “no me hagas esto más difícil”. Tengo la sensación de estar tratando con alguien que me conoce de largo y que en realidad guarda cierta preocupación o interés por mí. Afloja el cepo que tiene por mano derecha al tiempo que suelta apaciblemente mi zurda. Echa a andar y yo la sigo sin perder el combo de miedo e intriga. Me lleva escaleras abajo. Por el camino nos cruzamos con algunos… desechos de ser humano que pasean sin rumbo, cabizbajos, llenos de polvo, apenas se molestan en tornar los ojos un poco para indagar que sucede a su alrededor a nuestro paso. Tienen aspecto enfermizo, su piel es de un color gris oscura, su ropa está desgastada como si la portasen con ellos cientos de años, y tienen por todo el cuerpo marcadas las venas de sus sitema sanguíneo en tonalidades de azul oscuro, morado y negro. Todos sostienen un farol con un candil dentro. Mi guía forzada me conduce hasta el primer piso del edificio. Cuanto más avanzamos más recuerdo. Allí hay decenas de estos espectros, mirando por las ventanas a la oscuridad, deambulando, no hablan entre ellos, tan solo susurran mientras parecen buscar algo en la negrura exterior. La autoproclamada edecán me indica que no me mueva del pie de la escalera, y se pierde entre los muertos en vida… Dejándome abandonado en mitad del congreso de muertos vivientes. No siento deseos de echar a correr, me empiezo a sentir… cómodo en aquel réquiem cadavérico de sombras, me resulta… hospitalario...  ((http://www.youtube.com/watch?v=TEfzzQ4DBEE&feature=player_embedded)))  Algo me hace sentir seguro de que no hay nada que me suponga una amenaza a evitar, tengo la sensación de ser alguien importante allí de hecho. Mientras ojeo a los vagantes que pasan a mis lados, veo como uno de los grises decide arrastrar los pies por la puerta que conduce fuera del edificio. No tengo explicación a ello, pero sé lo que va a ocurrir. Me desplazo unos metros para tener ángulo suficiente como para seguir a aquel tipo, y cuando lo consigo, veo su cuerpo tirado en el suelo en un charco de sangre negra a tres pasos de la puerta. Cinco chicos de 7-9 años rebuscan en sus bolsillos junto a tuberías, palos y objetos similares. En cuanto perciben que los estoy observando me devuelven la mirada fijamente, lentamente se apartan del cuerpo y recogen sus herramientas de nuevo, sin apartar sus brillantes ojos carmesí de mí. El que parece ser el líder emite un rugido tan grave que puedo sentir la vibración del sonido en los pies, esa voz procede del infierno. A su señal todos se lanzan en dirección a mí, pero chocan con algo invisible al tratar de cruzar el marco al interior. Furiosos aúllan mientras lanzan golpes a diestro y siniestro contra la barrera invisible que nos separa. Sé que aunque yo pueda ir fuera, ellos no pueden venir dentro. Me acerco con parsimonia a la puerta, cesan en su ataque chacal. El líder se adelanta a todos y se pega tanto como puede al muro imperceptible, Me encorvo y coloco mi cara de 4cm. de distancia de la suya, jadea como un animal enajenado y en sus ojos gritan el ansia y la rabia sin fin del homicida sin control. Vuelve a rugir lo más fuerte que puede y trata de alcanzarme desbocado esta vez con sus propias manos. A pesar de causarse a si mismo heridas por la brutalidad de sus embestidas, su insistencia no flaquea. Me resulta macabramente entretenido. Sin previo aviso aparece la belleza fantasmagórica de nuevo, parece enfadada conmigo, pero antes de nada se dirige directamente hacia los iracundos monstruitos. Atraviesa la barrera y se enfrenta a ellos sin vacilar. Los demonios retroceden entre alaridos al más puro estilo alimaña. Uno de ellos se lanza contra la chica que permanece de pie impasible. Cae fulminado al suelo sin que ella mueva un dedo. La manada se silencia y opta por retirarse lentamente hacia la oscuridad de la que salieron, el líder vacila unos segundos, me observa y gruñe como el lobo que graba en la mente una presa pérdida a por la que volverá tarde o temprano. La intocable vuelve dentro y me transmite su enfado con la mirada. Sé como comportarme. Bajo la cabeza en señal de disculpa al suelo y sin más dilación me conduce entre las almas perdidas hasta un ostentoso sillón de cuero junto a una chimenea de fuego azul y verde. Tomo asiento en mi trono junto a otros como yo. Visten ropas antiguas, al igual que parte de la población del lugar, ni me ven, ni me oyen, pero saben que estoy, estuve y estaré allí, lo que indica que son más antiguos allí que yo. Uno de los distinguidos caballeros me acerca una copa del aromático vino que allí se cría. Doy unas gracias que el no percibe, no obstante el devuelve una gentileza seguro de que yo he cumplido la caballerosidad. La panda lee apaciblemente, charla, o simplemente disfruta del círculo de sabiduría, caballerosidad, y saber hacer en el que se encuentran. Tras dar un leve sorbo al único vino que me resulta agradable, desvío la mirada por una de los pelados huecos destinados a ser ventanas. Se distinguen luces danzando en el espesor azabache del exterior. Se trata de la luz que desprenden ellas, las pequeñas hadas, o los ángeles cotidianos, como nosotros solíamos llamarlas. Eran las únicas capaces de entrar en el club de los olvidados, curar las patías de un residente, y sacarlo de allí con una cierta seguridad. La atracción principal del lúgubre resort, siempre nos había parecido fascinante como alguien tan cotidiano, como podía ser la vecina de abajo, la compañera de clase de tu amigo, o incluso esa chica simpática del chat, podía albergar algo tan grandioso, tan poderoso, algo que la hiciese tan incalculablemente valiosa. La luz era algo capaz de purificar el más abyecto de los horripilantes agujeros dentro del corazón de un hombre. La luz lo podía todo, podía llevar a alguien a través del planeta en su busca, podía convertir lo inconcebible en un perfectamente posible desafío a todo lo establecido. La luz lo era todo, y la única forma que teníamos de alcanzarla era pasar allí el tiempo, conviviendo con el sótano del ser humano cada día de nuestras vidas. Estuvimos dispuestos a hacerlo, y seguíamos dispuestos a continuar allí el tiempo necesario. Habían días que sólo queríamos correr fuera de la puerta, o pedirle un final rápido a la que me había conducido hasta allí, pero para eso estábamos allí juntos: para mantenernos con vida hasta que llegase nuestra luz. Mis pasionarios pensamientos se vieron interrumpidos una vez más por la servil de apariencia infausta. Esta vez me tendía un sobre lacrado. Y tal y como hacía cada vez que me entregaba una carta, se acercaba a mí y me rozaba su nariz, agarrando con tanta fuerza las solapas de la americana que le temblaban las manos y apretaba los dientes. Ella me deseaba desde hace tiempo. La veto de mis pensamientos y me centro en la carta. Inspecciono el sello de cera morada. Sé quien la manda antes de abrirla. Sé que hay escrito en el papel, también sé que está escrito de tinta morada, es el color que más le gusta para escribir. No puedo no abrirla a pesar de ello.
   Exasperante, ¿Cierto? Malvives esperando a esa chica que no conoces, y la única a la que atraes resulta que es la muerte... Desternillante. Bueno, me ciño al tema que nos concierne:
     ¿Qué haces? ¿Qué se supone que intentas mi leal? ¿De verdad crees que eres realmente capaz de hacer algo? Ni puedes ni podrás hacer nada, simplemente porque eres tú. Estás diseñado para vivir así, en un crisol de lágrimas, odio, miedo, desesperación… en fin que te voy a contar, ¿No? Es lo que tú eres, eres parte de nosotros, eres parte de la oscuridad, es inútil cuanto intentes huir de las sombras. Es tu naturaleza, chico. Cuanto más luches, más tardaras en ser tragado, sí, pero en cuanto la negrura te alcance, Y CRÉEME QUE TE ALCANZARÁ, te hundirás hasta el fondo… Sí… Tocarás con la frente el punto más hondo de la tragedia que vive en ti, y entonces la desgracia que vive en tu corazón estallará y te consumirá. Hasta el último palmo de tu ser será engullido. Te diría que te lo digo por tu bien, para que dejes la fútil lucha que llevas por bandera en la intimidad, pero en realidad creo que te lo digo porque… es divertido… O quizás si que te lo digo por tu bien. En realidad no lo sé ni yo. Curioso. Aunque realidad resulta algo obvio, tú no lo sabes, y yo soy parte de ti, o tú eres parte de mí. Llámalo y búscale el motivo que quieras, es absolutamente irrelevante puesto que, no recuerdas cuando nací, percibes y deduces como o por que nací, pero no tengo una fecha concreta, la cuestión es que da igual cuando empecé, porque nunca… JAMÁS… acabaré. ¿Y sabes cuál es la parte chistosa de todo esto? Que la única forma de ganarme es matándome, y mientras tú sigas vivo, yo seguiré vivo: la única solución es matarte. Oh, dios mío, suicidio, el remedio infalible, mi punto débil. Es la única forma de derrotarme… o quizás es justo lo contrario. Mi misión es matarte según parece, y la única forma que tienes de vencerme, es matándote. Atormentador, ¿no es cierto? La única forma de derrotarme es que tu pierdas, y la única forma de que tu venzas es mi victoria. Es ingeniosamente agónico. Conociéndonos de hace tanto tiempo, me aventuro a decir que sólo eres tan productivo y tan efectivamente ingenioso cuando se trata de sabotearte a ti mismo. Y eso nos lleva a lo primero que he mencionado: Autodestrucción, lo que mejor se te da y lo que menos se te conoce. Venga, reconócelo, en cierto modo tiene gracia ver las impresiones de la gente a enterarse de este tipo de cositas de ti. Es como el escandalizar de los hippies, pero en versión dismal. Esas caritas diciendo “Joder... ¿Qué le pasa a ese tio?”. Aunque por otra parte, también sabes que tiene su parte irritante. Ya lo creo que lo sabes. Todos se preguntan que te puede haber pasado para sentirte así ahora, pero ninguno piensa que quizás su propio comportamiento tenga el efecto de la sal sobre un corte fresco. Porque todos se dedican a decir que “No es justo S:”, que “la vida es una mierda :(”, que “No pueden más ;(“, pero ninguno de ellos me ha conocido aún; hay alguno que sí que ha asomado la cabeza a mi morada, pero ninguno ha hablado jamás conmigo. Huelga decir que ninguno ha pasado conmigo nunca tanto tiempo como tú, amigo mío. Acostumbrados a una vida fácil, tranquila, creen que una depresión es el espacio de tiempo entre una relación y otra, o sentir la presión del deber en la nuca mientras intentan seguir con su ridículo sucedáneo de vida basado en ir de fin de semana en fin de semana haciendo lo que les da la gana. Y entonces llega el punto deprimente, cuando escribes esas palabras y estás preparado para recibir embestidas de todas partes, resulta que todo el mundo llega con un “pos ya bes ;D”, dándote a entender que piensan que están en el mismo bando que tú, y por lo tanto, que esas palabras de coraje intelectual no van dirigidos a ellos. Irritantemente demoledor. De algún sitio entonces viene esa otra parte de ti, que no sé que coño hace ni que coño busca conseguir, que te dice “Tranquilo, asimila esa tristeza y déjala ir, escúchame, ten fe en la gente, puede que la mayoría sea justo lo que parece, pero eh, mira, algunos levantan la cabeza, sé que parece que son más de lo mismo tratando de jugar a ser diferentes, pero quizás sí que lo son, sé que has sufrido por mi culpa, pero he de pedirte que te expongas y te arriesgues una vez más, recuerda la filosofía, sentir es la clave de la vida. Sé fuerte y vuelve a la cancha.”. Y no sé por que, quizás no seas tan listo como pienso, pero la escuchas y sigues sus instrucciones. Obviamente… bueno, quizás te resulte insultante que me parezca obvio… pero a mi me lo parece, así que: Obviamente te llevas el revés que has ido buscando, y así una y otra y otra y otra vez… ¡Y voila! Una vez más despiertas aquí, en tu segunda casa, en mi dulce morada. Así que vuelvo al motivo de todo esto: Deja ya de esperar a alguien que nunca va a llegar, esa gente esta esperando a su luz, a que llegue su dulce luciérnaga, a que entre aquí, le pase el brazo sobre el cuello, y les saque de aquí. Bueno, que te voy a contar, te conoces esto igual de bien que yo. Pero parece que no quieres aceptar que tú no tienes un ángel por ahí fuera compadre. A ti no te puede sacar de aquí ninguna de esas destelleante, y no te esperes que ninguna de mis clientes te saque de aquí, porque aquí negativo más negativo no da positivo, ya lo sabes. Tendría que aparecer alguien como tú, una… mestiza… mitad abismo, mitad cielo… y sabemos que eso no va a ocurrir jamás. En un mundo en el que todos esos clones tratan de ser diferentes y especiales, TÚ, has acabado por ser el único en tu especie. También resulta irónico eso ¿eh?, tienes lo que todos buscan pero sabes que nadie busca lo que tú tienes en realidad. Como ya te he dicho, querido, me encanta tenerte por aquí, tu sola presencia me divierte para una buena temporadita, me das fuerzas para seguir existiendo. Y es que como ya te he dicho, MIENTAS TÚ VIVAS, YO VIVIRÉ CONTIGO.
Atentamente, TÚ.
     Siento como toda la tinta ha entrado ya por mis muñecas y se ha instalado en mi corazón. La descarga me deja para el arrastre, la muerte me observa hecha un ovillo en un sofá tras el sillón de uno de los gentiles. Pone su vinilo favorito en el gramófono que tiene al lado sin levantarse. Noto la expectación en sus ojos y el ansia en la forma de morderse el labio inferior. Está deseando que le pida un baile. Niego con la cabeza serenamente. Desesperanzada primero, furiosa después, se levanta de un salto del sofá, con un chasqueo hace aparecer en una nube de humo negro su reluciente guadaña, la cual apoya en el hombro mientras se marcha por la puerta a hacer lo que mejor saber hacer un día más. Suspiro, vuelvo a meter la carta en el sobre y la echo al montón. Me sé la canción del tocadiscos nota per nota.