martes, 10 de enero de 2012

THE BELOVED PHANTOM EXPRESS (El Expreso Amado Fantasma)

  Bueno, siguiente texto, este es el último que he escrito, y creo que es de los que mejor me han salido hasta la fecha. Mientras escribía caí en la cuenta de que la música siempre potenciaba todo lo que ocurría en mi vida, y pensé "¿y por qué no pruebo a ver si pasa lo mismo con el resto de la gente?", así que en este texto he incorporado unas pocas canciones a modo de ambientación para los hechos descritos, mi consejo es que los reproduzcáis a medida que vayáis avanzando el texto (con paciencia, no os faltara canción, y si os falta, a nadie le mata un replay). Bon appetit ;D


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   Y un dia te encuentras en casa de un amigo a las dos menos cuarto de la madrugada, pensando en esa ex, la que no ves desde hace  mas de 3 años… mientras que tu amigo se ha quedado dormido en el sofá, y piensas que demonios te puede pasar por dentro para poder haberte quedado añorando a esa dulce zorra que  rajó tu alma hasta que el sueño venza a tu camarada. Pero es irrelevante en el momento, terminas de autocompadecerte y piensas lo que harás: te levantas, intentas agitar el sofá lo menos posible, apagas la televisión y te deslizas felínamente hasta llegar a la puerta, la cual averiguas desgraciadamente solo cierra de golpe de pestillo, lástima, hiciste lo que pudiste, cierras provocando el menor impacto posible y desfilas en pos del ascensor, tienes frío, capucha mientras los cables de acero suben la cabina, se abren las puertas, que no me pare la policía, me sabe la boca a yerba todavía y he olvidado la cartera, desfilas cruzándote con innombrables indescriptibles seres nocturnos de todos los colores, tamaños y formas, llegas a casa, entras al rellano y llamas al ascensor, es muy tarde ya, no sientes necesidad de resoplar como síntoma del descanso de malas caras y miradas insultantes que supone cortar el contacto visual con el resto de la sociedad, entras en el ascensor, tu cabeza va tan rápido autosugestionándote de que estás bien para evitar sospechas paternales que en tu pecho solo sientes un murmullo, pasas a casa, saludas a ella, vas a la cocina, saludas a el, bebes agua, vas al salón, saludas a la perra mayor que siempre aguarda impaciente pero con templanza tu llegada, luciendo serenidad pero ansia ante tu entrada, recuerdas mientras aceptas la bienvenida emocional del animal lo bueno que resulta tener un ser puro en cariño en casa (igual que siempre),  sientas en el sofá, respondes las dos o tres preguntas rutinarias de ella, el otro el no se encuentra en los confines del territorio familiar, el ordenador se encuentra libre, dudas unos segundos, y finalmente optas por sentarte un rato ante la pantalla y bajo los cascos, abres los dos tuentis como siempre, chequeas el  facebook por si hay algún suceso importante y…nada, como siempre; te encuentras unos segundos en el limbo antes de encontrar la canción que te apetece escuchar… y la encuentras:

MADRID PIMPS – RULANDO LAS CALLES


   Te relajas, tu mente disminuye la velocidad hasta alcanzar una velocidad de crucero, a medida que bajan las revoluciones en tu cabeza comienzas a apreciar cada vez mas ese murmuro de tu pecho hasta poder escuchar a ese volumen ensordecedor el llanto de tu corazón, que en otra situación de crisis más toma el control prácticamente absoluto de todo tu ser, decide suspirar y abrir el Word, últimamente se ha convertido en su nueva metadona, dejando el dibujo olvidado una vez más a pesar de los esfuerzos de su a veces rival a veces compañera la mente por retomar las viejas artes con objetivo de un futuro próspero, comienza a escribir haciendo grandes pausas, gasta dos veces la misma canción pero al final decide cambiar:

MITSURUGY – INMORTAL

   Se dispone a continuar, la tinta fluye hoy con tranquilidad y sin esfuerzo, los dedos se encuentran un poco torpes y cometen numerosas faltas de ortografía que lo retrasan notablemente,  aunque no de una forma significativa, puesto que no se encuentra en ningún tipo de atolladero temporal… y entonces es cuando siente haber cantado victoria tan pronto: ve que ese “eraseunavezunhermanoaunordenadorpegado” entra por la puerta, dando fin a una noche prometedora literaria y emocionalmente, y posponiéndola hasta la mañana siguiente la cual es esperada por el autor con incertidumbre sea igual de fluida que la actual madrugada.

   Y vuelta al ruedo a la una y cuarto del mediodía, el corazón se agacha en un rincón llevándose consigo todo su ser y volviendo a ser de nuevo en además de motor el conductor de tu yo completo, pero una vez más no puedes continuar y debes abandonarte a la suerte en el mar emocional que supone esperar otra inspiración en el momento oportuno.

   Intentas retomar, fracasas.

   Intentas retomar, fracasas.

   Y finalmente hoy se encuentra más sensitivo y con voluntad, así que se decide a continuar su relato al son de la versión extendida de

SWEDISH HOUSE MAFIA

   Y totalmente decidido, decide contar ese sueño tan peculiar que le hizo despertar entre nauseas…

   Estoy en el vagón de un tren, un compartimento privado concretamente, un compartimento privado de un tren bastante lujoso a decir verdad, miro a mi alrededor y veo ribetes y adornos de tipo art nouveau, el vaivén del que seguramente se llamase “Palabraelegante Express” agita mi cuerpo de un lado a otro suave y agradablemente. Me encuentro sentado placenteramente en mitad de un ancho asiento de cuero adosado a la pared como antaño frente a una mesa, sobre mi cabeza veo unos estantes de rejilla en los que se encuentra un par de bolsas negras, una con el logotipo de Eckö Unltd. y la otra con el sello Grimey: de mi propiedad supongo. Miro a mis manos que visten algunos anillos de plata sin ningún tipo de pensamiento en la cabeza, simplemente me abandono al sonido de la maquinaria del tren, en honor a una infancia en la que cualquier sonido grave continuo resulta somnífero, el traqueteo de las vías hace que mis energías me abandonen y acurruque la cabeza sobre los brazos cruzados, que sujetan una pequeña maleta de mano negra que pasa a ser la perfecta almohada, y poco a poco, me invade el más reparador de los sueños, dejándome total y absolutamente fuera de combate por un buen rato…

   Abro los ojos y encojo todo mi cuerpo como acto involuntario, admiro la puerta del compartimento unos segundos, simplemente disfrutando del bienestar en el que me encuentro, miro por el ojo de buey de la puerta y veo que aún es de día, pero no puedo admirar el paisaje, así que giro la cabeza y ante mi se abre todo un espléndido paisaje: me encuentro, bueno, el tren se encuentra justamente sobre un puente o una especie de tramo abierto, paralelo al tren se puede ver un acueducto a unos trescientos metros, bajo el se haya una cuenca llena de cantos rodados y de piedras grisáceas, blancas y negras a los lados de un riachuelo cristalino, la postal se encuentra presidida por un cielo despejado a pesar de alguna pequeña nube adornando la atmósfera. Suspiro arropado por el buen momento y me pregunto cuanto tiempo he estado durmiendo, antes había un bosque de pinos y troncos caídos en mitad de la nieve, levanto un brazo y coloco la muñeca ante mis ojos, antes de estirar la manga para poder ojear el reloj que supongo llevaría una dulce joven voz femenina suena a menos de un metro de mi:

-          -Apenas has dormido veinte minutos…

   Produzco un sonido incomprensible en respuesta y cierro los ojos dejando caer la mano contra la mesa bruscamente. Tardo un par de segundos en darme cuenta de que alguien me ha hablado y de que la voz provenía de las doce en punto. Me recompongo en el asiento, miro al frente y mi cerebro tarda un par de segundos en identificar y corroborar quien es la emisora.

-          -Yo llevo aquí apenas diez minutos.

LIFE BURNS

   Es…es…es ella…dios mío santo es ella…¿Qué hace en…De dónde…Por qué…?...¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? Soy incapaz de pensar con completa claridad. Soy incapaz de pensar con claridad. Soy incapaz de pensar. Su simple presencia colapsa de arriba abajo todo mi cuerpo, se me corta la respiración, mi cuerpo se congela en una tensión extrema, mis ojos no pueden creer lo que veo, mi voz tan solo produce golpes de voz involuntarios causados por la tensión de mis cuerdas vocales, mi boca abierta atestigua el surtido de colapsos físico-mentales que sufro. Ella está más espectacular aún de lo que la recuerdo, ella también ha crecido y ganado aún más exteriormente de lo que ya tenía. Sus ojos se achican en ver mi reacción tiernamente, al igual que tiernamente sus labios perfectos dibujan una sonrisa benevolente. Extiende los brazos volcando todo el cuerpo hacia adelante y guarda una de mis manos entre las suyas, dándole calor e impregnándola de su dulzura. Mis ojos siguen sus manos y quedo un par de segundos encandilado por su perfume y su tacto… Pero pronto me hago consciente de la situación: cierro la boca y frunzo el ceño, aparto mi mano bruscamente de forma instintiva, la fulmino con la mirada y su gesto cambia, ahora parece asustada, pero pronto su gesto cambia a apenado, su mirada se refugia entre sus manos bajo la mesa, sabe lo que pasa y sabía que iba a pasar. No tengo palabras que decirle, no me sale ninguna, simplemente la indignación de que aparezca con esa simpleza ante mi sin más me quema por dentro, no tengo palabras pero tengo dudas, dudas que antes ansiaba saber, pero ahora, en tan solo unos segundos, no me importan, siento un terrible odio y resentimiento por ella, un bloqueo producido por un visionado de vertiginosa velocidad de cada uno de los días que pasé con ella, por ella y sin ella, comienzo a notar un dolor en el estómago y mi enfado se transforma en un apagamiento a regañadientes que me deja con la única opción de esperar y observar como se desenvuelven los hechos.

-          -Yo… No sé que decir…
-          -


   Permanecemos al menos un minuto entero sin movernos un ápice. Yo simplemente espero, ella simplemente piensa.

-          -Lo siento… - lamenta cerrando los ojos y dejando caer una cristalina lágrima.

   Noto como mi cuerpo completo sufre un latido terrible. Ese golpe me hace perder cualquier tipo de enfado o de rabia, el estómago me duele a horrores, se me hace un nudo en la garganta, me pica la piel, tengo calor, estoy incómodo, me siento envuelto en fuego fatuo.

-          -Lo siento… – repite para si misma.

   Esto agrava mi estado con otro latido más, me siento incómodo en mi piel, comienzo a sudar, me cuesta respirar, tengo que salir de allí, me pongo en pie y abro la puerta del compartimento a trompicones. Me dirijo fuera y noto que las piernas me fallan, me dejo caer contra una pared y noto una arcada subiendo por mi sistema digestivo, miro al frente y veo una especie de papelera adosada a las paredes del vagón en un r incón, me dirijo presurosamente hacia ella, retiro la tapa de seguridad y vacío dentro mi estómago con gran estridencia. Doy un par de descargas más, quedo en posición unos segundos y noto mi cuerpo débil, liviano, vacuo... Me deslizo lentamente por la pared de listones de madera hasta llegar a la moqueta roja del suelo, todo da vueltas, no tengo fuerzas ni para aguantarme esa lágrima de confusa angustia que ahora ya resbala por mi mejilla, cuando alzo el rostro la veo a ella con cara de circunstancia asomada desde la puerta del compartimento. Bajan los párpados lentamente. Oscuro. Suben, se dirige hacia aquí, bajan. Oscuro. Suben, estoy de pie, pese a la diferencia de envergadura me apoya en ella, bajan. Oscuro. Suben, estoy tumbado en el largo asiento del compartimento, bajan. Oscuro. Suben, veo como me observa desde arriba, mi cabeza apoyada en sus piernas juntas, acaricia mi cara lentamente con un propósito de cariño y un motivo de culpabilidad, alargo el brazo costosamente, comprende, agarra mi mano y la lleva hasta su rostros, donde la presiona afectuosamente, me rindo al veneno de tan delicada vampiresa, bajan. Oscuro... noto una lágrima en mi mano... su piel es tan suave, cálida y dulce...
Suben.
Techo blanco y lámpara. Entre sábanas y perras. Mi habitación.
Buenos días.

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